Un cierrapuertas es un mecanismo que se encarga del cierre automático y seguro de las puertas, especialmente empleado en aquellas de alto tránsito.
Se trata de un elemento que pasa desapercibido por gran parte de los usuarios pero de una gran importancia. Por ejemplo, en una comunidad de vecinos, ¿cómo evitar los portazos, que la puerta se quede abierta y permitiendo que pasen personas ajenas a la comunidad? Con un cierrapuertas.
Existen más tipos de cierrapuertas de los que creemos, podemos encontrar un modelo para cada tipo de puerta (madera, aluminio, acero o vidrio y puertas resistentes al fuego) o necesidad (comunidad de vecinos, hospital, restaurantes, hotel, etcétera)
Aspectos técnicos
En el día a día, cuando accedemos a edificios públicos o en nuestro propio portal no somos conscientes de la presencia de este mecanismo pero, detrás de cada puerta y cierrapuertas, hay una lista de aspectos que han de tenerse en cuenta para el buen funcionamiento del mismo, como son:
• Tipo de puerta: en función de si se trate de una puerta de un edificio público, local comercial, residencial o una puerta cortafuegos (resistente al fuego).
• Intensidad de uso: frecuencia con la que la puerta es accionada. Normalmente esta clasificación se establece en moderado, intensa o frecuente. En un edificio público donde el tránsito de personas sea elevado habrá que buscar un cierrapuertas de mayor intensidad de uso para asegurarnos de su buen funcionamiento.
• Ángulo de retención: o lo que es lo mismo, si queremos que la puerta una vez haya sido accionada quede abierta en un ángulo específico o se cierre automáticamente tras su paso. Con esto, podremos evitar los despistes de dejar la puerta abierta y la entrada de intrusos en el caso de las comunidades de vecinos.
• Amortiguación de apertura: es la fuerza con la que se abre la puerta. Podremos elegir si una puerta supone más esfuerzo abrirla o si, de lo contrario, es un movimiento más ligero. Es importante definir la fuerza del cierrapuertas en función del peso de la misma, de esta manera evitar realizar un esfuerzo innecesario para su apertura.
• Regulación golpe final: evita que la puerta al cerrase de un golpe brusco, lo que todos denominamos el típico portazo.
• Regulación velocidad de cierre: determinará el tiempo que tardará la puerta en cerrarse una vez que ha sido abierta. Este punto puede resultar de gran utilidad para las residencias u hospitales, al dar más tiempo de paso a los usuarios.
• Fuerza de cierre: los cierrapuertas se pueden aplicar tanto en puertas pesadas como en ligeras. No obstante, no van a necesitar la misma fuerza para cerrarse. De ahí que existan cierrapuertas con distintas fuerzas de cierre y modelos con opciones de fuerza de cierre regulable.
Un portón requiere de una gran fuerza para poder cerrarse de manera automática, mientras que una puerta ligera requerirá de poca fuerza. Por este motivo es importante que cada cierrapuertas disponga de una fuerza de cierre adecuada al uso concreto, o bien que se trate de una única versión con fuerza regulable tal y como comentábamos.
Para determinar qué tipo de cierrapuertas escoger en función de la puerta, se deben de tener en cuenta aspectos tales como: anchura de la hoja de la puerta y peso aproximado de la misma.
Una vez tengamos claros los aspectos técnicos podemos centrarnos en otros aspectos más estéticos, como el tipo de cierrapuertas y el acabado.
Aspectos estéticos
- Cierrapuertas de brazo articulado, guía deslizante u oculto
Dentro de la amplia gama de cierrapuertas, otra clasificación podría ser en función del modelo, es decir, si tiene brazo articulado, si lo preferimos con guía deslizante o, de lo contrario, oculto o de embutir.
- Cierrapuertas aéreos y de suelo
• Cierrapuertas aéreos